sábado, 14 de diciembre de 2013

Angustia, Adilene Cortés Caballero



Angustia

Busqué  en cada parte de su cuerpo, cada parte, podría confesar, que  ante todo le  amé, le acaricié toda,  le bebí la esencia, penetré en  su  cielo,  Y su falta de tacto me enloqueció.  No encontré nada.  Declaro que espulgué entre su cabellera,  rebané   cada musculo en delgados cortes, hurgué entre cada vena,  le palpé el corazón  y estoy seguro de que tampoco estaba en ese mudo tic-tac.
Quebré entre mis manos su columna vertebral, siempre atento a que no se escapara con el líquido de su medula  que se me escurría entre los dedos,  chupé cada hueso tratando de encontrar su sabor, y nada, nada, no ocurrió nada, no le vi ni  efímeramente, no estaba en sus ojos ya opacos, ni  huyo de sus labios en su último grito,  olí su estómago, le  abrí su vientre  le manoseé todo. Escudriñé  en cada grieta entre  los dedos de sus pies, también en cada fisura entre  la carne y  su piel, hasta me ungí en su cerebro gelatinoso.¡ Le examiné todo  lo juro, todo y  no le encontré el alma!.


Adilene Cortés Caballero

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